Es momento de cavilar, de dialogar con tolerancia, de priorizar el bienestar colectivo por encima del individual y de encontrar puntos de confluencia a pesar de las diferencias.
BAJO LA MIRADA DE JANO
Por Manuel Alejandro Rayran Cortés
Magíster en Ciencia Política (*)
Desde 2020, la humanidad ha estado viviendo en carne propia lo que solo contemplaba en el cine: una pandemia global. Hasta el momento, la covid-19 ha dejado millones de personas fallecidas, una crisis económica a escala mundial, una mayor rivalidad entre las potencias y un aceleramiento de la tecnología que amenaza los oficios y profesiones de la gran mayoría de las personas.
Esta situación de turbulencia ha llevado a que las sociedades, sin importar su nivel económico, vean en la contestación una manera de desahogo, pues sienten que están perdidas ante las apabullantes transfiguraciones y la falta de soluciones a estas, por parte de sus líderes políticos. Sin embargo, tristemente los individuos aún no se han percatado de que sus mandatarios no tienen la respuesta a todo lo que sucede y que el mundo atraviesa por una ausencia de liderazgo, motivo por el cual, la humanidad seguirá desorientada por la perturbación generalizada, si no hace nada.
En ese orden, si las sociedades desean darle algún sentido a lo que sucede y establecer una hoja de ruta para los siguientes años, es indispensable que los seres humanos recobren el silencio y la reflexión, virtudes que los individuos -desde 2006, con la creación de las redes sociales- han cercenado y arrojado al olvido, pues han preferido la hiperreacción y el uso de las emociones más que de las ideas generadas por el raciocinio y el pensamiento lógico.
El silencio y la reflexión ayudarán, además, a entender que los avances tecnológicos continuarán desafiando las reglas e instituciones políticas y sociales con las que se ha funcionado hasta el momento y que, por tal motivo, urge crear nuevos lineamientos de articulación para que la humanidad siga marchando y evite su desaparición por el cambio climático. Es momento de cavilar, de dialogar con tolerancia, de priorizar el bienestar colectivo por encima del individual y de encontrar puntos de confluencia a pesar de las diferencias, pues será la única manera para evitar las guerras, el darwinismo social y el miedo.
Por otro lado, este 2022 también debe ser un año en donde impere la prudencia, la sabiduría y el buen juicio por parte de los mandatarios. La competencia entre Estados Unidos de América y China por el liderazgo mundial, las altas tensiones entre Washington y Moscú por Ucrania, y la crisis económica general, pueden llevarnos a una situación poco deseable para la prosperidad de la humanidad. No estamos en momentos para enfrentamientos bélicos y mucho menos para aumentar las divisiones en el mundo.
Con todo lo anterior, al lector de mi columna mensual titulada Bajo la Mirada de Jano, quiero invitarlo a que se tome un tiempo de silencio y de reflexión para que así, más adelante, entre todos encontremos espacios de diálogo y respeto para hacer una mejor localidad, ciudad, país y sociedad global.
(*) Con orientación en Relaciones Internacionales con énfasis en Diplomacia y Resolución de Conflictos. Docente universitario. @ManuelRayranC alejotaz_15@hotmail.com
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