Hernán Alejandro Olano García.*
Manuel de GODOY, Duque de Alcudia y Príncipe de la Paz, en representación del rey Carlos IV, cedió en 1795, al firmar la Paz de Basilea, la mitad de la isla de Santo Domingo a los franceses, obteniendo Haití su independencia en 1804, lo cual se consideró como un mal ejemplo para los americanos, y un apoyo para los revolucionarios.
El cubano Alejo CARPENTIER en “El Reino de este mundo”, inmortalizó ese episodio y, particularmente al exótico monarca Henri CHRISTOPHE, el “Napoleón Negro”, un antiguo esclavo y criado de la posada de Cap-Francais, (hoy en día Cap-Haïtien, la segunda ciudad de Haití), quien luchó contra los franceses en la guerra de la independencia, llegó a general del ejército rebelde y consiguió expulsar a los franceses de la parte noroccidental de la isla, fundando así el Estado de Haití y creando el primer estado independiente del continente americano gobernado por líderes de raza negra.
Henri Christophe, nacido en la isla de Grenada en 1767 y elegido presidente vitalicio de Haití en febrero de 1807, fue opositor del senador Alejandro Petión, dividiéndose Haití en dos Estados. Christophe controlará el norte (feudo tradicional de las facciones negras radicales) en tanto que Pétion lo hará en el sur donde como primer presidente recibió a Bolívar.
Henry, cuatro años después, en 1811, convirtió su país en reino y asumió el <<trono de ébano>> con el título de Su Majestad Henri I, recreando a la corte francesa de Napoleón, se hizo coronar por el arzobispo de Haití, Corneille Brelle, confesor católico del rey, quien tras entonar el Veni Creator depositó las coronas sobre las cabezas de Sus Majestades el rey Enrique I y la reina María Luisa, y los ungió soberanos con aceite de coco, mientras Napoleón, en París, se mordía las uñas ante aquel calco improvisado de su propia coronación…donde sólo el cetro de oro había sido reemplazado por un cetro de ébano.”
El Rey había contraído nupcias en 1793 con la quinceañera María Luisa Codovic, hija del dueño del hotel donde trabajaba. Tuvieron cinco hijos, aunque al momento de la instauración monárquica sólo sobrevivían tres: el príncipe real Víctor, de siete años, y las princesas Améthise y Athénaire, de trece y once, tituladas como Madame Premiére y Madame Seconde. Completaba la familia el príncipe Juan, sobrino del rey y el príncipe Noel, hermano de la reina y el duque de Môle, Armando Eugenio, hijo extramatrimonial del rey.
Cristophe publicó un edicto mediante el cual él, por la gracia de Dios y la ley constitucional del Estado se coronaba Rey de Haití, Soberano de la Tortuga, Gonâve y otras islas adyacentes. También dictó la Constitución Real de Haití y en ella creó su propia nobleza nacional, compuesta por 4 príncipes, 8 duques, 22 condes, 37 barones y 14 caballeros, muchos de los cuales correspondían a plantas que se cultivaban allí: duque de la Mermelada, conde de la Limonada, barón del Cacao, el condado de la banana, el marquesado del coco, etc... Igualmente se creó la Orden Militar de San Enrique.
Además, expidió un Código Civil con 2424 artículos, copia del Código Napoleónico, en el cual incluyó hasta la hora de trabajo, prohibió la mendicidad y la prostitución y alentó a todos a casarse.
Enrique, o Henry I°, mandó a construir ocho palacios y seis castillos, entre ellos, el Palacio de Sans Souci y la fortaleza de Laferrière con muros de 40 metros de alto, siendo la mayor fortaleza construida en América, hoy en ruinas, las cuales han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad.
Henry, quien se había coronado con una corona de papel dorado, se suicidó disparándose en el corazón con balas de oro el 8 de octubre de 1820. Su hijo, el príncipe real Víctor Enrique, de dieciséis años, fue asesinado a bayonetazos 10 días después por fuerzas revolucionarias en el Palacio de Sans Souci. Sus hijas huyeron con su madre a Europa, radicándose en Pisa, Italia, donde se les conoció como “Las princesas de Ébano” y formaron allí su familia, habitando en un palacio de la calle Francesco Carrara. Están sepultadas en esa ciudad de la Toscana italiana en el convento de los Capuchinos.
Después de la muerte de Henry, el reino fue reunificado con la República de Haití.
*Hernán Alejandro Olano García
Derecho Constitucional y Derecho Eclesiástico del Estado
Rector en Unicoc Oficial
Una historia desconocida de un país vecino y desconocido a la vez. Un artículo escrito por un estudioso agudo de nuestro entorno, que nos deja ver a las claras, cuán apartados estamos los unos de los otros y al no reconocernos, la grieta se hace más ancha, en un continente que debería estar unido para afrontar cada reto impuesto en el avance hacia la prosperidad.