Tener una experiencia de parto humanizado no es una moda, es un derecho.
Por Camila Bonilla, abogada. María Carmenza Cuenca, pediatra-neonatóloga.
¡Hola! Nuestro sueño es que un día todas las personas con capacidad de gestar en Colombia, vivan un nacimiento respetado. Somos Camila Bonilla, madre de Salvador, abogada de profesión y fundadora del movimiento social #juntaspornuestrosderechos y María Carmenza Cuenca, madre de cuatro maravillosos niños, pediatra-neonatóloga y doula (asistente profesional para el trabajo de parto) de @Familia SER.
Porque tener un parto, ya sea vaginal o por cesárea, en condiciones de igualdad, respeto, libertad y dignidad, no es una moda, es un derecho con el que nacemos y que adquirimos por el hecho de ser personas y tener la posibilidad de gestar vida.
El nacimiento humanizado es pues un derecho reproductivo que en nuestro país adquiere un carácter fundamental por estar relacionado con otros derechos fundamentales, como la salud, la igualdad y, sobre todo, con el derecho a la libertad que tenemos de decidir sobre nuestros cuerpos. No es un invento de la sociedad; en nuestro país incluso está regulado mediante la Resolución 3280 de 2018, que plasma la ruta de atención materno perinatal. Adicionalmente, este pasado 6 de junio se aprobó el proyecto de Ley de Parto Digno, cuyo objetivo es reconocer y garantizar los derechos de la mujer gestante.
Sin embargo, hoy en día solo es una realidad para pocas; por eso, esta columna es una invitación abierta a que nos unamos y hagamos que el derecho a tener un nacimiento respetado sea garantizado en todo el país.
Pero entonces, ¿en qué consiste el nacimiento respetado? Es aquel en el que se respetan los derechos de la gestante y del bebé recién nacido, teniendo en cuenta los deseos, valores, creencias, autonomía y sentimientos de quien dio vida en su vientre durante todo el proceso de gestación y nacimiento.
Los derechos de la persona con capacidad para gestar parten de la autonomía para tomar decisiones informadas y conscientes y del trato digno y libre de discriminación. Así pues, la gestante tiene derecho a tomar decisiones en su nacimiento. Estamos hablando de la posibilidad de decidir la vía de nacimiento, sí, del movimiento libre en su trabajo de parto; de escoger la posición para parir; de contar con estrategias para el manejo del dolor no farmacológicas, si las desea; de estar acompañada; de que el nacimiento de su bebé sea lo más fisiológico; de no entrar en la cadena de intervenciones rutinarias no recomendadas y poder rechazar procedimientos innecesarios; entre otros. El recién nacido, por su parte, tiene derecho a estar en contacto piel a piel inmediato con su madre, sin separaciones, y de iniciar lactancia materna sin interferencias, cuando este sea el deseo de ella.
Dicho esto, es importante que sepan que el nacimiento es un proceso vital tan importante en la vida de una persona, que la Organización Mundial de la Salud reconoce la importancia de vivir una experiencia de parto positiva para la salud física y emocional de la mujer. En su documento titulado Recomendaciones de la OMS para los cuidados durante el parto, para una experiencia de parto positiva, define un parto positivo como la experiencia que cumple o supera las creencias y expectativas personales y socioculturales previas de la mujer. Esto incluye dar a luz a un bebé sano en un ambiente seguro, desde el punto de vista clínico y psicológico, y contar con el apoyo práctico y emocional continuo, es decir, estar acompañada en el momento del nacimiento y ser asistida por personal amable y con competencias técnicas adecuadas, y ofrece recomendaciones clínicas para tal fin.
Ante esta definición tan hermosa y tal vez utópica en este momento histórico de Colombia, consideramos necesario que exista un compromiso conjunto por parte de los profesionales de la salud, las Instituciones prestadoras del servicio de salud, el gobierno, los entes de control y por su puesto de las gestantes y sus acompañantes, sin olvidar que el padre también cumple un papel fundamental en este propósito.
Nos preguntamos entonces la función de cada uno de estos actores dentro del gran rompecabezas de nacimiento respetado y es en este espacio que nos abren hoy, donde profundizaremos sobre este tópico, por lo pronto, les invitamos a empezar la construcción del cambio con pequeñas acciones. Por ejemplo, contándoles a otras personas que tienen derecho a vivir un nacimiento respetado, así, este sueño que soñamos será una realidad.
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