¡Runrunes con Chavita!
Siempre he dicho que una de las funciones principales de una como tía, es ayudarles a las sobrinas a hacer las tareas del cole. Pues, mija, me llegó Laurita el otro día a preguntarme qué fue lo que pasó con el famoso florero de Llorente. ¡Imagínate!, de inmediato me puse a averiguar, y sí, debo reconocerte que esas son las tareas que me erizannn…
Y songo sorongo, le pude averiguar lo que cuentan las malas lenguas… Y es que muy pocos sabían exactamente lo que iba a pasar ese 20 de julio de 1810, aunque se podía percibir una atmósfera de que algo ocurriría. Era un frío viernes, día de mercado, en el que todo el pueblo caminaba por las calles de Santafé...
Días antes, la denominada junta de notables (hoy replicada por los de la primera línea), integrada por autoridades civiles e intelectuales criollos, como José Miguel Pey, Camilo Torres, Acevedo Gómez, Joaquín Camacho, Jorge Tadeo Lozano y Antonio Morales, poniéndole un poquito de esa misma táctica política que vemos hoy en Roy, había decidido perturbar el orden público con algo así como una marcha de la época, para lo cual convinieron que un grupo de criollos encabezados por Pantaleón Santamaría y los hermanos Morales, fueran a la tienda del comerciante español José González Llorente (hoy Casa del Florero) a pedirle prestado un florero para decorar el sitio en donde realizarían una anunciada rumba en honor al comisionado criollo Antonio de Villavicencio, que llegaba ese día de Quito y que no era muy querido por los españoles. El acuerdo era que en caso de que el español se negara, los hermanos Morales procederían a zamparle la mano.
Resumiendo y como era de esperarse, Llorente se resistió, aunque no en términos despectivos o groseros, por lo que como plan b, intervino el sabio Caldas pasando por el frente del almacén para saludar a Llorente, lo que facilitó a Antonio Morales, tal como lo tenían acordado, tomar la iniciativa y montársela a Llorente, reclamándole que no le iban a permitir esa grosería en contra Villavicencio y los americanos. Por supuesto Llorente negó todo pero el zaperoco ya estaba armado, ante lo cual, los principales “conspiradores se dispersaron por la hoy Plaza de Bolívar, gritando: ¡Están insultando a los americanos!, ¡queremos Junta!, ¡viva el Cabildo!, ¡abajo el mal gobierno!, ¡mueran los bonapartistas!, y pidiendo una sentida bulla.
La hoy conocida como manipulación de masas hizo su efecto y la ira se fue tomando el sentir del pueblo e indios, blancos, patricios, plebeyos, ricos y pobres, quienes se levantaron en esa revuelta en la que, dando el mal ejemplo que muchos siguen hoy día, empezaron a romper a pedradas las vidrieras y a forzar las puertas, para finalmente pedir enérgicamente Cabildo Abierto.
Tembloroso y asustado, el virrey de la época, Amar y Borbón, junto con las autoridades militares y los españoles del lugar, contemplaron atónitos ese súbito y violento despertar de un pueblo al que se habían acostumbrado a menospreciar y no tuvieron otra salida que aceptar el tal Cabildo. Pero como esa marcha inicial no tuvo el impacto esperado, ya que la mayoría de quienes intervenían eran indios y habitantes de las poblaciones de la Sabana que debían regresar a sus pueblos, el Regidor Acevedo Gómez, siendo uno de los jefes de la oligarquía criolla, reunió a varios conspiretas y se declaró como el "Tribuno del pueblo", construyendo así la famosa junta de gobierno que sustituiría el virreinato y terminaría redactando el acta que proclamaba una junta de gobierno de puros criollos -algo así como se conformaba el antiguo Tolimita-, la que a la larga es conocida hoy como “Acta de Independencia”.
Como contexto debo decirte, mija, y ya para cerrar, que ante la usurpación del trono del rey Fernando VII por parte del gran Napoleón -sí, el mismo que aparece en la foto del brandy- y ante el vacío de poder que esto generó en las colonias latinoamericanas, en los criollos, al sumar el impacto de la Revolución Francesa, la Independencia de las 13 colonias sajonas de Norteamérica, la insurrección de los Comuneros en Socorro (Santander), la traducción de los Derechos del Hombre y la propaganda revolucionaria de Nariño, afloró un sentimiento independentista de autogobierno y el deseo de declararse provincia autónoma, lo que materializaron precisamente con llamamientos a cabildos abiertos, con las conformaciones de juntas de gobierno y las proclamaciones de independencia absoluta, tal como ocurrió con Ecuador y Bolivia en 1809, o en la Nueva Granada, el 22 de mayo de 1810 en Cartagena, y en Cali y El Socorro, el 3 y el 10 de julio, respectivamente, como preámbulo a ese 20 de julio de 1810 en Santafé, que fue el inicio de uno de los sucesos que cambiaron la historia de Colombia y que hoy conocemos como el tal ¡alarido de Independencia!
Jaja, te cuento que mi niña quedó feliz con la historia, y yo más...
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