Álvaro Toquica
Coordinador general del Observatorio Ciudadano de Fontibón (CC9) (*)
Hace unos buenos años, di cuenta del libro de paleoantropología “Sapiens” del año 2000, escrito por Josep Corbella, Eudald Carbonell, Salvador Moyà y Robert Sala, quienes exploran el largo camino de los homínidos hacia la inteligencia.
El texto aborda la evolución humana desde sus orígenes hasta la actualidad, ofreciendo una perspectiva fascinante sobre cómo los seres humanos han evolucionado cultural, social y tecnológicamente a lo largo del tiempo. La obra abarca temas como la revolución cognitiva, el surgimiento de las civilizaciones y el impacto de la humanidad en el planeta, proporcionando una visión integral y accesible de la historia de la humanidad. En uno de sus apartes se da por hecha, la posibilidad de que en el futuro surjan máquinas con una inteligencia superior a la humana.
Hoy, 24 años después de su primera edición, nos llenamos de incertidumbre por el alcance de la Inteligencia Artificial (IA) y esperamos que la respuesta sobre el escenario en el que habrá de desembocar, no ponga en riesgo la existencia y la libertad humana.
Demos un vistazo al contexto actual, en el que distinguimos -de acuerdo con el nivel de capacidades (conciencia y aprendizaje) y el alcance de la inteligencia de las máquinas- tres categorías en el mundo de la inteligencia artificial:
1. La Inteligencia artificial estrecha o débil (ANI, Artificial Narrow Intelligence), que tiene un rango limitado de capacidades y se enfoca en una sola tarea en la cual puede superar al ser humano más diestro. La encontramos en máquinas reactivas como las IA de los automóviles autónomos, los sistemas de imagen y reconocimiento facial o gestión del tráfico o en motores de juegos de ajedrez; todas ellas, máquinas sin conciencia de ellas mismas y del mundo que las rodea, carecen de capacidad para realizar tareas no programadas previamente en virtud de que no forman recuerdos y, por ende, no pueden utilizar experiencias pasadas en sus “decisiones”.
2. La Inteligencia artificial general o fuerte (AGI, Artificial General Intelligence), una generación de máquinas con conciencia de sí mismas y del entorno. Un escenario al que nos acercamos rápidamente con máquinas capaces de realizar cualquier tarea, aprender de forma autónoma y adelantar acciones que no se les hayan programado previamente.
3. La Superinteligencia artificial (ASI, Artificial Super Intelligence), capaz de superar la inteligencia humana en todos los aspectos, como la creatividad científica, la sabiduría general y las habilidades sociales. Realiza tareas que están más allá de la comprensión humana, como aprender por sí mismas a una velocidad increíble y tomar decisiones al mejor estilo de Skynet, el personaje ficticio de la saga de películas “Terminator”, una inteligencia artificial que lidera el ejército de las máquinas y propende por la extinción humana. En este escenario “posthumano” se dará paso al reinado de las máquinas inteligentes que podrían determinar eventualmente que lo más nocivo de la naturaleza es la humanidad y tomar acciones al respecto.
En las antípodas de nuestro insolente desprecio por la vida, posiblemente estas máquinas superinteligentes darán un alto valor a la preservación de su existencia y se construirán cada vez mejores, con la perspectiva de no jugar nunca en las fronteras de la extinción, como la especie humana, anegada de su particular imperfección.
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