“Gobierno Escolar: ¿Espacio de democracia representativa o participativa en las instituciones educativas?”
- sectorhperiodico
- 3 mar
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“Una democracia es más que una forma de gobierno; es primariamente un modo de vivir asociado, de experiencia comunicada conjuntamente”. Jhon Dewey.
Fundación Tejer
Luz Janneth Zabaleta, licenciada en Matemáticas, especialista en Docencia de las Matemáticas y magíster en Educación Matemática.
Ángela Patricia González De La Ossa, economista.
Cristian Camilo Sierra, licenciado en Biología y especialista en Educación y Gestión Ambiental.
Sebastián Alberto Betancourt Cruz, politólogo y especialista en Planificación Urbana y Regional.
Iniciando el año escolar en las diferentes instituciones educativas, se establece a la luz de la Ley General de Educación y sus decretos reglamentarios, la conformación del Gobierno Escolar, órgano de toma de decisiones, en donde se involucra a estudiantes, tutores, docentes, directivos y personal administrativo.
Es de anotar que el espíritu inicial que le dio vida a este órgano a partir de la Constitución Política de Colombia de 1991, era la búsqueda de la "democracia participativa", cuyo propósito se centra en generar en niños, niñas y jóvenes una aproximación a la participación, en donde de manera vivencial ejerzan sus derechos y deberes en la organización y conformación de un consejo estudiantil y en la elección de la personería y contraloría estudiantil, constituyéndose así en una aproximación en la formación democrática a través de la praxis del gobierno escolar.

Lamentablemente, revisando las experiencias de las prácticas que asume el estudiantado en la constitución del gobierno escolar como herramienta para desarrollar la democracia en la educación y gestionar conflictos, se observa el desgaste que se le ha dado a este propósito, al desaprovechar este potencial en la construcción de nuevas ciudadanías sujetas de derechos. De esto da cuenta la conformación del consejo directivo, proceso que se sustenta en la democracia representativa, entendida como el poder que le entregan los colectivos a quien ha sido elegido a través del voto en cada uno de los estamentos de la comunidad educativa, como son el estudiantado, profesorado y tutores.
Como reflexión, en la construcción de espacios de democracia participativa, tal como lo pretende la Constitución Política de Colombia, es importante tener herramientas desde la cotidianidad de las instituciones educativas, a partir de las relaciones con el estudiantado, contempladas en los Proyectos Educativos Institucionales ( P.E.I.) en uno de sus componentes, como son los manuales de convivencia, los cuales deben responder a las transformaciones sociales y culturales que se generan en las comunidades educativas, atendiendo las necesidades, motivaciones e intereses de quienes la conforman, tomando como principio rector la promoción de acuerdos y consensos para la convivencia escolar.
En este sentido, la invitación es a incluir en los manuales de convivencia, tal como lo contempla la herramienta de la secretaria de Educación del Distrito, elementos que aporten a la construcción de ciudadanía y al ejercicio de los derechos humanos, sexuales y reproductivos, entre otros.
La democracia escolar debe ser un espacio de acciones transformadoras, en donde la construcción critica de saberes se sustente en el diálogo significativo y en reconocer la otredad, soportados en la solidaridad y en la constitución de una nueva ciudadanía sujeta de derechos y deberes, pues es en las prácticas sociales dentro y fuera del aula, donde se generan espacios de comunicación e interacción cultural, es decir, en el día a día de la escuela se deben experimentar situaciones y acciones democráticas.
Rescatar la participación de la comunidad educativa en la conformación del gobierno escolar pasa por dejar de darle importancia a este órgano de dirección solo cuando se va a conformar, para después no saber más de él. Junto con ello, evitar la contradicción en las campañas electorales y la contradicción entre democracia representativa y participativa, en donde se enfatiza la representatividad como núcleo de la vida política y se les resta atención a las vías de participación en la búsqueda de lideres y lideresas cercanas a su electorado.
Ahora bien, con relación a los liderazgos estudiantiles que se generan en la conformación del gobierno escolar se contemplan en algunas de sus funciones, para el caso del personero, ser vocero de sus compañeros, en fomentar la participación en la vida escolar para promover una cultura democrática. Junto con ello, el contralor estudiantil tiene a su cargo velar por el control social y fiscal de la gestión educativa de su institución, incentivando la rendición de cuentas, el uso racional de los recursos y el cuidado del ambiente, entre otros. Estas tareas que potencializan el empoderamiento de liderazgos juveniles requieren para su ejecución la construcción de comunidad alrededor de un proyecto educativo que involucre a todos los integrantes de las instituciones educativas, en interacciones que posibiliten el cambio de experiencias como iguales.
En esencia, se debe orientar la formación política en las instituciones educativas, desde los valores colectivos, a vivir la democracia en comunidad y sin agresiones ni resentimientos, pues los inconvenientes se resuelven desde el diálogo permanente de saberes, como eje de la formación integral del estudiantado. Bajo este panorama, se busca la creación de espacios, no sólo de participación, sino de diálogo entre jóvenes, adultos e instituciones.
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