Pluma & Papel
*Hernán Acero Suárez
Periodista Cultural, comunicador
Habitualmente en esta columna hablo de temas diversos sobre cultura. Algunas veces me extiendo para abarcar latitudes de ámbitos del pensamiento que conforman, sin duda, ese vasto paisaje de lo que llamamos: ‘cultura’. Y como bien decía Les Luthiers: “Cultura para todos… en horarios escondidos”. Bueno, parodiando un poco.

Una buena lectura para estos días
Hablar de literatura es delicado, porque abarca un universo en donde uno puede tropezar incluso con piedras flotantes ásperas y toscas, que nos pegan fuerte dejándonos zonzos. Pero en el viaje, por lo general, si se sabe escoger, uno puede descubrir otros multi-universos plagados de estrellas rutilantes y bellas. Y eso va de la mano de quienes escriben en la valentía de la pluma.
No es sorpresa que Melissa Tovar Guerrero nos regale en esa exquisitez de la narrativa. Ella, siempre ha quebrado espacios imaginativos en sus líneas e incluso en sus conversaciones; que en lo particular me permiten confrontar otras posibilidades de deslizar en el papel toda idea que brota para ser inscrita en la eternidad.
Melissa acaba de lanzar su libro: ‘Retorno a Dorlebo’ y la FILBO de este año la invita para que hable de él, en un foro interesante al que pudimos acompañarla. Y digo interesante, porque me quedé absorto al escuchar varias impresiones expuestas por la autora en sus intervenciones en este evento de la feria del libro de Bogotá.
Pero bueno, volvamos a su libro. ‘Retorno a Dorlebo’ está conformado por seis cuentos que se pueden leer de forma aleatoria si se quiere o de la forma tradicional, siguiendo su orden a través de las páginas enumeradas. Melissa nos dice que el encanto de esta obra, es que centra toda su atención en una familia que vive en un pueblo —hasta ahí nada diferente— pero desde aquí, comienzan las intenciones y los guiños buscando interactuar de una forma particular con el lector para que preste su atención e invierta su tiempo en el devenir de la historia de los personajes.
Los personajes no solo son los miembros de la familia, sino también, la casa en donde viven. Este elemento se integra a la historia de manera fantástica, porque sus paredes y cada rincón envuelven ensoñaciones y junto al solar, se convierten en el portal entre el cielo y la tierra de los mundos paralelos que se reflejan del mismo pueblo.
Es todo un viaje a la imaginación, tanto para los personajes, como para los lectores —nos cuenta Melissa. Aquí, con esta lectura, todos podemos recordar cuál es el valor del tiempo y de la memoria. El deleite por los detalles simples de la cotidianidad. El volver la mirada a factores relevantes, como la amistad y la compañía de los congéneres. El valor del silencio, también se hace implícito.
Al prestar atención, vemos como la lectura de este libro, liga todo, de manera que en su conjunto parece una carta de amor. Los cuentos de Dorlebo son también un elogio a la naturaleza, en donde ella alcanza un valor superlativo.
Dorlebo es el anagrama de El Bordo, una población del Cauca, en Colombia, de donde parte ficticiamente cada hilo de la historia amalgamada de los cuentos de este escrito. Pero también da la sensación de ser un anagrama de la infancia de la joven escritora.
Bien por la novel autora, que ya tiene en su haber otras publicaciones realizadas, incluso de la mano de otros reconocidos escritores. Con 'Retorno a Dorlebo', yo auguro un éxito impresionante, pues es uno de esos libros que uno puede tomar por el simple placer de la lectura, una y otra vez; toda vez que se nos antoje.
Pluma y papel: "Y eso va de la mano de quienes escriben en la valentía de la pluma." Gracias por sumergirnos e inducirnos a leer y explorar obras literarias y musicales.